Me encantan las canciones que sabes exactamente de qué van, sin metáforas locas, contando una historia con palabras concretas, simplemente explicando que trabajas en un tunel de lavado, pero que esperas que un día las cosas te vayan mejor. Sin más.
Con solo oir el primer acorde, puedes imaginarte a Catherine lavando coches, odiando a su jefe y dejando a los niños en el colegio.
En algún momento todos hemos deseado que un día alguien venga a nuestra casa con un millón de dólares, y nos digan que todo era broma, que estás en un programa de cámara oculta, o como en el caso de Catherine LeFevre, que «todo esto ha sido un error«.